Volviendo a Comer Sano

Pues nada, ya se han acabado las vacaciones y con ellas, las excusas para comer mal.He decidido ponerme las pilas y empezar ya.

Ayer quedé para comer fuera y me di cuenta de que hay sitios que ayudan a tener la motivación a tope. Solo hay que encontrarlos. Una de las cosas más deprimentes de los restaurantes es la poca variedad de comida sana que tenemos a nuestra disposición. Parece casi imposible salir a comer y volver a casa sin la sensación de estar a punto de reventar. Y si hay alimentos que no toleramos bien, mejor ni hablamos. Eso hace que me lo piense dos veces antes de ir a según qué sitios.

Las que viven en ciudades pequeñas lo tienen incluso peor. Menos mal que soy de Barcelona.

 

 

Hay un local en Barcelona que empieza a ser la mejor opción para comer de manera sana: Green Shots. Lo descubrí hace un par de años gracias a sus zumos verdes. Ya sabéis, la mezcla de varias frutas y verduras prensadas en frío. Tengo un recuerdo magnífico de ese sitio, porque fue justo cuando empecé a cambiar mi dieta y mi estilo de vida. El cambio fue lo que hizo que empezara a escribir en el blog para compartir todo lo que había aprendido.

Los zumos verdes de este local, junto con el deporte y las cápsulas de aceite de pescado fueron la base de mi propia pirámide.

Comer bien, dejar determinados alimentos, tomar buenos suplementos de belleza… Se nota, vaya si se nota. Es genial, porque basta muy poco para notar la diferencia. Eso hizo que dejara de gastar dinero en cosmética. Prefiero meterme en un buen supermercado para comprar comida, en lugar de ir al Sephora a comprar tonterías, que es justo lo que hacía antes.

 

 

Lo que más me ha gustado de volver al local han sido las novedades. Aparte de los pasteles veganos, han sacado smoothies nuevos con leche de coco, espirulina, chlorella, dátiles, miel, canela, jengibre, café y tahini. Estas mezclas tan ricas me parecen una genialidad. Comer sano no es solo tomar el zumo verde de turno y el pescado con ensalada varios días seguidos.

La visita al restaurante ha sido justo lo que necesitaba para cambiar el chip. Me fui a hacer la compra al supermercado Veritas. Es ahí donde compro la pasta de espelta. Esta vez, he llenado el carro hasta arriba de leche de coco, cáñamo y avena, zumo de limón, yogures de leche de coco, kefir, sirope de coco, manteca de avellanas, pasta y pan de espelta, hummus, olivada, hamburguesas vegetales, salmón ahumado salvaje… y pan persa. Toma ya.

El yogur de leche de coco es algo que también tenía muchas ganas de comprar. Pensaba que la única alternativa a los yogures de toda la vida eran los de soja, que… puaj. No se me había ocurrido pensar que pudiera existir una variedad de yogur hecho con mi leche vegetal favorita. Eso sí, confirmado que comer sano cuesta caro. Un tarro pequeño me ha costado 2,50 euros.

Acudir a un local de comida sana -y deliciosa- me ha sentado genial y me ha ayudado a volver al redil.