Tengo una amiga polaca guapísima y muy puesta en productos de belleza. Nos descubrimos nuevas marcas y trucos mutuamente. Yo le di a conocer los perfiladores de Charlotte Tilbury y ella me ha hablado de la dieta sin trigo. Cuando estaba buscando algún aceite capilar nuevo, me recomendó la marca Paul Mitchell. Paul Mitchell es de esas firmas que sabes que son buenas pero que llevan tanto tiempo en el mercado que probarla no es una prioridad. Como siempre está ahí, ya probaré algo cuando tenga tiempo. Pero ya ha llegado el momento de estrenarme con ellos y el resultado me ha encantado.
En principio, el producto que me interesaba era el aceite de Marula (Rare Marula Oil), que está teniendo mucho éxito en Estados Unidos. El aceite de marula es un cosmético muy interesante por su capacidad de nutrir intensamente las células de la piel y evitar el envejecimiento, pero también está arrasando por su producto capilar, al tener todavía más antioxidantes que el aceite capilar más vendido, el de argán. Por eso lo tengo pendiente y quiero comprarlo, pero por desgracia Paul Mitchell lo sacará a la venta en España a partir del mes que viene.
Mientras esperaba y para quitarme la ansiedad, me he llevado otro aceite capilar de la marca, pero de un estilo distinto. Me lo he pensado mucho, muchísimo, porque se trata de un aceite de acabado, para aplicar en las puntas después del lavado y secado. Desde que mi pelo pasó de ser extra-seco a simplemente seco, he ido dejando poco a poco los sérums y demás productos aceitosos. La mayoría dejan mucho que desear, y aunque es cierto que hidratan, la sensación de suciedad y pringue que dejan no me compensaba. Por eso los he ido desterrando poco a poco hasta que ya no he vuelto a comprar ninguno… hasta hoy. Ya tengo en mis manos el primer aceite de acabado que he comprado en unos cinco años, el Awapuhi Wild Ginger Treatment Oil de Paul Mitchell. Me he dejado liar por mi amiga polaca y por la definición de aceite de tratamiento ULTRA-LIGERO. Teniendo en cuenta que los términos aceite y ligero me parecen claramente contradictorios, estaba segura de que había vuelto a meter la pata.
La primera sorpresa agradable me la llevé al estudiar la formulación, que me parecía muy buena, pero bastante sencilla. Cuando un sérum capilar está lleno de aceites y porquerías no es muy buena señal. Es normal que haya dos o tres aceites (como mucho), pero no es necesario que lleve cuatro o cinco. Cuando un producto de este estilo está hecho a base de demasiados aceites, es hora de echarse a temblar. En este caso, el aceite Awapuhi lleva solo uno, aceite de ricino. Este aceite se utiliza mucho en cosmético al ser un producto que favorece el crecimiento y regeneración del cabello. ¿Nunca has oído hablar del truco casero de echar un poco de aceite de ricino en las pestañas? Consigue espesar y nutrir el cabello pobre y seco, al mismo tiempo que lo calma por el uso de químicos, planchas, calor y demás.
El aceite lleva siliconas, entre ellas Cyclomethicone, la más utilizada en cosmética por su capacidad de quitar el encerramiento y dar brillo al cabello sin engrasarlo. Personalmente, no tengo nada en contra de las siliconas, y menos en los productos de acabado. Donde si prefiero evitarlas es en los champús, porque soy muy maniática con el cabello de la raíz, que quiero tener siempre fresco, suelto y con volumen, pero no me molesta que haya siliconas en un sérum, acondicionador o cualquier otro producto de acabado.
¿Qué hay del ingrediente que da nombre a toda esta gama? La planta del Awapuhi es simplemente jengibre hawaiano, pero la historia del Awapuhi y la firma Paul Mitchell me encanta. Parece ser que el mismísimo Paul se tomó un año sabático en los 70, y decidió viajar a Hawaii para desconectar un poco. Pero le fue imposible olvidarse del universo capilar cuando se dio cuenta de que las mujeres hawaianas tenían el cabello lustroso, brillante y magnífico. Intrigado, averiguó que el secreto era que se lavaban el cabello con un jugo de color rojo que venía de una flor. Enamorado del aroma y el resultado de ese jugo, decidió incorporarlo a su gama de productos. Para no perder la pureza del producto y controlar que se respetasen las tradiciones locales, Paul Mitchell y su socio construyeron una granja de energía sostenible en la isla, para producir el Awapuhi en las condiciones más naturales.
¡Vale, al grano! El sérum tiene un aroma muy bueno, exótico y peculiar, justo lo que a mí me gusta. Al echarlo sobre la mano, la textura me pareció un poco rara, mitad aceite mitad gel, pero mi amiga dice que es como cualquier sérum capilar. Supongo que al llevar tanto tiempo sin usar este tipo de producto esperaba encontrar un aceite, y había olvidado cómo es la sensación.
He decidido usarlo con un champú sin sulfatos normal para poder notar el resultado del sérum. Aunque también he comprado el champú y acondicionador Awapuhi, no me gusta saturar el cabello con varios productos de la misma gama, porque creo que se pisan unos a otros, al menos al principio. Si uso el sérum con el champú y el acondicionador, no voy a saber si el resultado se debe a un producto, a otro, o a una combinación de los tres.
Lo he aplicado después del secado y de un poquito de plancha. En un principio, solo quería un poco en las puntas, por el pánico que tenía de engrasar y ensuciar el cabello, pero no he podido evitar el típico movimiento puntas y mechones delanteros. Es muy difícil aplicar un sérum de acabado sin hacer ese ritual 😉
Esperé un rato hasta que vi que el aceite era absorbido por el cabello casi de inmediato, así que puse un poquito más y luego me hice un moño bajo. El truco del moño bajo me lo enseñaron para perder electricidad estática, y conseguir un cabello suave y con ondas amplias. Si después del planchado o el secado dejo el cabello al natural, no tarda mucho en ponerse hecho un desastre. Un moño bajo durante media hora ayuda a moldear el pelo de manera natural, además de bajar un poco el volumen.
El resultado ha sido muy bueno. Las puntas están hidratadas, pero «secas», sin ninguna sensación extraña o aceitosa. Incluso volví a echar un poco más de aceite al día siguiente, y lo mismo. No he notado que el cabello se haya ensuciado antes, ni las más mínima sensación de tener algo grasiento en el pelo.
Me costó 42 euros, un precio alto pero justificado, ya que a cambio obtenemos un sérum hidratante que no engrasa ni ensucia el pelo, de muchísima calidad, y que que deja el cabello suelto, nutrido y perfumado. Los de Paul Mitchell son muy estrictos con los puntos de venta y quieren que sus productos se vendan solo en peluquerías y después de cierto asesoramiento de un peluquero. Yo compré mis productos en una pelu cercana a mi gimnasio. Es cuestión de buscar.
La experiencia me ha hecho pensar si quizás he sido demasiado radical con los sérums para las puntas, y si no debería darles una oportunidad, probar algunos más e incorporarlos del todo a mi rutina capilar, pero al ser un tipo de producto que no me va mucho, creo que no voy a hacer más experimentos y me quedo solo con éste.
Recomiendas este champu y acondicionador para cabello con la raíz grasa y las puntas secas?
Sí, te irá bien.