RUTINA FACIAL DE OTOÑO

El verano se acaba y hay que ir preparándose para el nuevo cambio de estación, uno de los más radicales del año. Está demostrado que la transición verano-otoño afecta negativamente a un 5% de la población, y entre un 10% y un 20% experimenta alguno de los síntomas de este bajón. Algunas de las consecuencias del cambio estacional son el aumento de la melatonina, que provoca somnolencia y un exceso de apetito; problemas de concentración, aumento de peso e irritabilidad.

Físicamente tampoco nos libramos. El proceso de renovación capilar que tiene lugar al final del verano trae consigo la temida pérdida del cabello, y es muy normal notar la piel un poco más seca y arrugada. El calor, la sal y el cloro son un desastre para la belleza, y después de la época dorada de las vacaciones, toca pagar las consecuencias. Y si nos hemos pasado con el alcohol en las fiestas veraniegas, ya ni hablamos.

Antes que nada, dejadme deciros que estoy probando un tratamiento facial maravilloso del que os hablaré la semana que viene, cuando termine las sesiones. Estoy alucinada y encantada con los resultados, y estoy investigando al respecto para ofreceros un artículo completo sobre el tema. ¡Atentas!

En cuanto a los cuidados en casa, no estoy haciendo nada de lo que no os haya hablado ya. Dentro de un par de semanas voy a rescatar mis adorados bálsamos limpiadores en aceite, el mejor producto para limpiar el rostro en profundidad, al mismo tiempo que lo dejamos calmado, descansado, y sobretodo, muy hidratado. La sensación tirante que dejan los jabones y los geles limpiadores es una cosa que detesto profundamente, y con los bálsamos, evitamos ese efecto secundario. Pero en verano no son muy recomendables, por eso me encanta cuando llega el otoño y vuelvo a utilizarlos. Sigo fiel a mi maravillosa limpiadora Eve Lom Cleanser, bautizada por Vogue como el mejor cosmético de limpieza facial del mercado. Y es cierto.

Volver a la rutina también me permite tener más tiempo para ser más concienzuda con los cuidados y utilizar los dispositivos eléctricos de limpieza facial, algo que en verano no apetece ¡nada! Así que toca rescatar mi Foreo Luna, ya no hay excusa. El masaje de rigor de varios minutos, presionando bien en las zonas más grasas del rostro, sin olvidar ningún rincón, respetando los tiempos en cada parte de la cara… eso es algo imposible de hacer a las cinco de la madrugada, después de la fiesta de turno. El chisme es caro, es una inversión de casi 150 euros, pero merece muchísimo la pena. El único inconveniente es la pereza que da utilizarlo a veces.

Con la hidratación sí que ha habido un pequeño cambio. He dejado aparcados hasta el mes que viene mis queridos aceites faciales, y estoy a tope con mi loción de retinol de Chantecaille, de la que os hablé aquí. El retinol es perfecto para la época, y este producto en concreto, además de ofrecer una hidratación intensa, estimula el colágeno, previene las arrugas (y las reduce en caso de que ya existan), y repara la piel de los daños sufridos por la exposición solar. Siempre lo he ido utilizando por días, nunca de manera constante, y ahora acabo de empezar el ciclo de 28 días que recomienda Chantecaille. La frase literal es «una cura de Retinol Intense de 28 días, dos veces al día, te proporcionará la mejor piel que has tenido nunca».

Esta loción es el único cosmético de gama alta que utilizo para hidratar, aparte del aceite facial Artemis de Sunday Riley. Ya sabéis que el resto de productos que utilizo son muy económicos, aceite de jojoba, aceite de coco, sprays de agua termal… Digamos que cuando encuentras el top, el resto de la rutina facial pasa a ser muy sencilla. La loción de retinol es cara, cuesta casi 120 euros, pero dura muchísimo, y permite ahorrar mucho dinero en otros tipo de artículos que no hacen falta en absoluto. Al menos, en mi caso es así.

Y mi último aliado para mi rutina de otoño es una novedad muy interesante, el agua de aciano. El aciano es una planta herbácea de pétalos azules que se encuentra en las carreteras y bordes de caminos. Normalmente utilizado como remedio casero para la conjuntivitis, empieza a ser utilizado cada vez más como tónico e hidratante natural para la piel. He leído que tiene las mismas propiedades anti-envejecimiento del agua de rosas, y aunque todavía no estoy muy informada al respecto, de momento puedo decir que la sensación que deja sobre el rostro es magnífica. Estoy utilizando la de la marca Physalis.

Cada vez estoy más interesada en los tónicos y aguas florales, prometo un buen artículo al respecto pronto.