La película El Diablo Viste de Prada es todo un aprendizaje de moda y belleza.
Soy una de esas pocas personas que lee los libros antes de ver las películas o series, así que leí El Diablo Viste de Prada mucho antes de que la historia pasara a la gran pantalla en 2006. Las adaptaciones de libros suelen ser una decepción que crispa los nervios de los lectores voraces: fulminan a personajes imprescindibles, cortan la trama por la mitad, y se inventan situaciones lacrimógenas o historias de amor que nunca existieron para atraer al gran público.
En el caso de El Diablo Viste de Prada, la película es tan genial como el libro gracias a un buen guión, a la interpretación de la siempre soberbia Meryl Streep y a unos estilismos que eran para quedarse con la boca abierta. Uno de los mejores momentos, tanto en la película como en la novela, llega cuando Andrea Sachs, la protagonista, decide dejar su ropa simple y sin estilo para empezar a vestir a la última moda. Es una cuestión de supervivencia: es la ayudante de la redactora jefe de la revista Runway, una mujer temible llamada Miranda Priestly. Aunque el trabajo de Andrea consiste en traer café de Starbucks y contestar el teléfono, su imagen representa tanto a la empresa como la de empleadas con puestos más importantes.
Con la canción Vogue de fondo, nada menos, podemos ver a una nueva Andrea, elegante, sofisticada y segura de sí misma. Lleva las puntas recién cortadas, un pantalón de cuero con botas altas, y una chaqueta de Chanel. A partir de entonces, todos sus looks son una exquisitez.
El libro El Diablo Viste de Prada fue un boom que se hizo famoso rápidamente gracias al boca a boca. Era fresco y divertido. A pesar de las situaciones rocambolescas que daban pie a situaciones totalmente inverosímiles, nadie ponía en duda de que se trataba de una historia real. Algunas personas del sector de Nueva York reconocieron algunos de los hechos narrados y no tardaron en atar cabos: Lauren Weisberger, la autora de El Diablo Viste de Prada, había sido ayudante de Anna Wintour, la redactora jefa de Vogue USA. Al igual que Andrea Sachs, Lauren aceptó el trabajo para conseguir un puesto relevante en el mundo editorial, no porque le interesara la moda.
El agotamiento, el ridículo salario y las exigencias de Anna Wintour provocaron que Lauren Weisberger se despidiera justo cuando estaba a punto de terminar su formación de un año. El Diablo Viste de Prada era una autobiografía con los nombres cambiados.
Para entender lo que Anna Wintour significa para Vogue solo hay que leer la historia de su primera portada como redactora jefe en 1988. Anna había llegado a Estados Unidos desde la redacción británica para sustituir a Grace Mirabella, que llevaba treinta y cuatro años en el puesto. Según las malas lenguas, el rápido ascenso de Anna Wintour tuvo mucho que ver con su romance con el dueño de SI Newhouse, el imperio que tenía en propiedad al grupo editorial Condé Nast.
La modelo elegida para la primera portada de Anna Wintour fue Michaela Bartu, una de las tres vampiresas que seducen a Keanu Reeves en Dracula. La modelo tenía que llevar un conjunto de Christian Lacroix, pero había engordado y el pantalón no le quedaba bien. La crisis se resolvió cuando Anna decidió ponerle unos vaqueros de Guess. El estilismo era tan poco Vogue que cuando el departamento de impresión recibió la maqueta preguntó si había algún error.
Aquella elección marcó el fin de los looks excesivamente sobrios y cargados de joyas que tanto gustaban a Grace Mirabella. Con Anna Wintour comienzo una era en la que se podía mezclar la alta costura con la vida real. «Michaela tenía los ojos casi cerrados por la luz y llevaba el pelo ondulado, simbolizando aires nuevos. Llegaron a decir que estaba embarazada. Que la portada era una reivindicación religiosa por la cruz del jersey. Pero nada de eso era cierto. Solo queríamos mostrar algo casual», declaró Anna Wintour años más tarde.
¿Cuáles son los consejos de Anna Wintour para vestir de forma impecable? Algunos son no tener miedo de repetir prendas, huir del total-look negro, evitar la ropa incómoda por muy bonita y elegante que sea… y encontrar el estilo capilar perfecto. Con las joyas, recomienda invertir en pocas piezas pero de gran calidad, y antes de comprarlas, estudiar si encajan con nuestra forma de vestir. También hay que pensar si nos favorecen, si realmente nos gustan o son un capricho que no significa nada, y si son prácticas para nuestro estilo de vida.
Parece que madrugar también es sinónimo de clase. Anna Wintour se despierta todos los días a las cinco y media de la mañana para jugar una hora al tenis. Lauren/Andrea también tiene que despertarse a esa hora para empezar a atender las llamadas de su jefa y llegar a la oficina antes de las siete. Anna puede llegar a cualquier hora, pero cuando lo hace, viene ya peinada y maquillada por su peluquero personal. La rutina matinal de Anna Wintour aparece en muchos artículos que hablan de personas de éxito que son extremadamente madrugadoras.
Las chicas Runway/Vogue- están obligadas a tener un determinado aspecto: tienen que ser altas, estar muy delgadas y vestir con clase. En el libro, leemos acerca de esmaltes de uñas de color blanco para dar luminosidad a las manos, champús de peluquería, tops de seda en pleno mes de noviembre, sandalias de tacón fino; y melenas, habitualmente, largas hasta la cintura. En la película, los detalles que vemos son eye liner perfectamente aplicado, sombras de colores originales, puntas bien cortadas, calzado de Chanel y ropa interior con clase.
El comienzo del film muestra la clase de las mujeres Runway en todo su esplendor, cuando vemos a Andrea preparándose por la mañana y la escena se intercala con imágenes de las chicas de la redacción haciendo lo mismo.
El resumen Vogue es: cualquier detalle del atuendo tiene que estar impecable, desde la cutícula de las uñas hasta las pestañas, pasando por el sujetador.
Otra de las mejores partes del libro El Diablo Viste de Prada es cuando Andrea tiene que viajar a París para acompañar a Miranda/Anna a la semana de la moda, y tiene la obligación de estar perfecta, ya que representará a la revista en desfiles, cenas y eventos. Aunque Andrea ya ha sucumbido a la ropa de diseño, sigue sin tener ningún interés por el maquillaje. Por eso, en su preparación antes de viajar a París, las chicas del departamento de belleza la acorralan para enseñarle cómo tiene que aplicarse la base, y cuándo tiene que huir de los labiales fuertes y los polvos de sol.
Cada tipo de maquillaje -de día, para los desfiles, para un cóctel, para una comida informal- viene presentado en lo que se conoce como Face Chart, una hoja de papel en la que se hace el boceto del maquillaje sobre el dibujo de un rostro femenino.
Aunque el mensaje final de El Diablo Viste de Prada está muy claro, la novela es perfecta para para sacar un par de lecciones de moda muy importantes. Al final, las dos «pobres» de ayudante de Anna Wintour en esa época, la propia Lauren Weisberger y Plum Sykes, se convirtieron en escritoras de éxito. Emily tenía razón: las chicas que trabajan para Anna Wintour/Miranda Priestly consiguen alcanzar sus objetivos.
Por desgracia, parece que el éxito del primer libro de Lauren ha sido un caso aislado, porque todos los que ha escrito después han fracasado estrepitosamente. El último, La Venganza Viste De Prada, la secuela de su best-seller, ha tenido críticas terroríficas y ni siquiera se plantea la posibilidad de llevarlo al cine.
¿Habéis leído El Diablo Viste de Prada? ¿Qué os pareció la película?
¡Yo acabo de leer hace nada el libro! Cuando he visto el título del post de hoy me ha hecho gracia que lo publicaras justo ahora que acabo de terminarlo jajaj
A mi la peli me gustó mucho, ya la he visto varias veces y todo ese glamour y lo perfecta que está Meryl Streep hacen que sea un gusto verla. El libro también me ha parecido muy entretenido, sobre todo por las descripciones de la maravillosa ropa que llevan los personajes. Lo que me pregunto es si de verdad Anna Wintour es igual de insufrible que Miranda Priestly, porque su forma de tratar a la gente en el libro era horrible.
No he leído el libro, me lo apunto! La película me gustó bastante y Meryl Streep es una actriz como la copa de un pino, que duda cabe!
Me fascinó la peli y el libro, sin embargo me encanta que ahora el caos acompañe a ese mundo tan lleno de reglas que es el de la Alta-moda-editorial. Me quedo mis veces con la imperfección estética de las ediciones Inglesa, Francesa e Italiana.