Productos Descatalogados que Añoro

Productos Descatalogados que Añoro

Mi homenaje a los productos descatalogados, esos cosméticos maravillosos que un día desaparecen y ya no volvemos a saber de ellos. Nunca más.

No hay cosa que de más rabia que enamorarse de un producto, repetir con él una y otra vez, y descubrir pasado un tiempo que la marca ha decidido dejar de venderlo. Se acabó. Siempre resulta sorprendente porque ¿cómo puede una firma dejar de vender algo tan bueno? Pero a veces ocurre: encontramos el artículo que para nosotras es ideal, pero no se ha vendido bien o es necesario hacer cambios en la formulación, unos cambios que acaban con la magia de la esencia. No vuelve a ser lo mismo.

Mi lista es corta pero intensa. Eran productos que me tenían entusiasmada, y nunca he encontrado sustitutos a la altura. A veces entro en las páginas de las marcas para ver si por un golpe de suerte han vuelto, pero sé que me engaño a mí misma. Cuando un producto se descataloga, es el fin: ya no volverá. Como mucho, sacarán otro parecido, con otro nombre y una composición distinta, pero no tendrá nada que ver.

Os dejo mi lista. El primero es la jalea bronceadora de monoï de Dior Bronze. Han pasado años y todavía no lo supero. Una o dos veces al mes me meto en Google a ver si Dior ha recapacitado, pero no. Era un gel hidratante para el cuerpo con uno de los aromas a flor de tiaré y gardenia más increíbles, sofisticados y deliciosos que he olido nunca. Era mi gran secreto -que tampoco porque se lo recomendaba a todo el mundo-, mi favorito, lo que hacía que todo el mundo me preguntara «qué bien hueles, ¿qué es eso?». Dejaba la piel perfumada, satinada y muy hidratada.

Recuerdo que no se extendía demasiado bien y era un poco pegajoso, pero no me importaba. Me arrepiento de haberlo comprado tan pocas veces. Si hubiese comprado dos o tres unidades más antes de que desapareciera del todo, habría tenido unos años más de felicidad con mi pequeño tesoro. No lo hice, porque nunca pensé que Dior lo descatalogaría. Puede que lo hicieran porque en esa época la línea de productos bronceadores de Dior era muy mediocre.

El sustituto de ese gel maravilloso pasó a ser un autobronceador de monoï. En serio, ¿por qué las marcas hacen eso? ¿Por qué les cuesta tanto entender que a muchas chicas no les interesan los autobronceadores? En mi desesperación caí con el nuevo producto, pero no tardé mucho en olvidarme de él. El aroma a monoï no tenía nada que ver con la jalea que yo usaba, y además, al llevar incorporada la típica peste de los autobronceadores, ¿de qué me servía?

Luego volvieron a hacer un cambio y la jalea-autobronceadora pasó a ser un after-sun que era una especie de leche corporal horrible.

El siguiente de mis productos descatalogados fue el exfoliante Spicey Odyssey de Origins. Creo que fue uno de los primeros exfoliantes que compré. Simplemente delicioso. Estaba hecho a base de especias marroquíes. El aroma era envolvente, exótico y diferente a todo lo que había probado antes. Además, su función era perfecta. Dejaba la piel impecable.

Por alguna extraña razón, Origins decidió retirarlo, y no fue el único. En ese momento, alrededor del año 2005, Origins era una de las mejores marcas de cuidado corporal. Sus gamas eran maravillosas, cada una con aromas e ingredientes únicos. Utilizarlos era un placer para los sentidos. Pero empezaron a llegar algunos cambios raros, y creo que ésa es la explicación del bajón que ha pegado Origins en los últimos años.

Origins Spice Odyssey

Vamos con el tercero de mis productos descatalogados que sigo echando de menos: el gel reductor Abdo-Choc de Biotherm. No creo mucho en las cremas o geles reductores. Puede que la eficacia que yo he notado se debiera solo al engaño, puede que a la sugestión, pero este producto era imprescindible para mí. Era un gel muy suave y fresco cuyo componente estrella era el extracto activo de cacao. Tenía una acción drenante y tonificante de larga duración, pero lo que se notaba de inmediato era el efecto frío y tensor.

Siempre lo reponía y me gustaba tenerlo en casa. Era uno de esos cosméticos que forman parte de tu ritual diario y ya no importa si funcionan o no, porque te hacen sentir bien. ¿El motivo de su fracaso? Ni idea, pero recuerdo que la marca empezó a usar nombres menos impactantes para sus productos reductores y reafirmantes, puede que para evitar acusaciones de publicidad engañosa.

El siguiente de mis productos descatalogados es el champú Ultra-Suave de vainilla, de Garnier. Lo compré en un viaje a Italia y me enamoré de él. Los cosméticos de vainilla me parecen un horror, porque el olor que suelen tener es tan artificial y empalagoso que no merece la pena comprarlos. Pero curiosamente, este champú de supermercado era perfecto. Tenía un aroma a vainilla delicioso y muy natural.

Me gustó tanto que empecé a comprarlo por eBay, y siempre aprovechaba las vacaciones en Roma o Milán para para reponer existencias. Luego llegaron las restricciones de los aeropuertos y, además, cada vez era más difícil encontrarlo. La primera mala señal llegó cuando los de Garnier decidieron añadir papaya a la formulación, supongo que para darle un toque más fresco. Después, desapareció por completo.

El último de mis productos descatalogados es el champú para pelo rizado Fresh Curls de Redken.  Fue uno de mis primeros champús de peluquería. A partir de ahí, empecé a dejar los champús de supermercado, porque la diferencia que notaba en mi pelo complicado era abismal.

Se suponía que era para cabello rizado, pero lo que hacía era dejar el cabello suelto, con unas ondas preciosas y un aroma espectacular. Cuando lo terminé por primera vez, recuerdo que compré el bote de medio litro, algo que no suelo hacer porque me canso de los champús tan grandes.

Mi sorpresa llegó más adelante, cuando noté claramente que ya no era el mismo champú, aunque Redken hubiera mantenido el nombre y el diseño. El aroma era distinto. El resultado, mucho más discreto y flojo. Ya no era el champú que me hacía sentir como si mi cabello estuviera flotando. Como en ese momento no estudiaba las etiquetas, nunca supe realmente qué es lo que cambiaron.

Lo último que he sabido es que ahora se vende con el nombre de Curvalicious o algo así, así que ni he molestado en echar un vistazo.

Redone Fresh Curls

Las marcas no son una ONG. Tienen derecho a retirar del mercado cualquier producto que no funcione. Aún así, a mi lado egoísta le sorprende que productos tan exquisitos hayan sido fulminados de manera tan implacable. En fin, mis gustos no son universales.

¿Cuál es vuestra experiencia con este tema? ¿Os habéis enamorado de un producto que luego ha desaparecido sin más de las tiendas?

5 Comments
  1. No tengo nada que decir al respecto ya que no tengo ningun producto descontinuado que amara… Pero solo queria comentar que me encanta lo seguido que estas publicando! Te estas volviendo mi blogger favorita! Quienes son tus bloggers favoritas?

  2. ¡Hola! quiero agradecerte que compartas toda tu sabiduría de belleza con nosotras. Llevo un mes leyéndote. Muy despacio porque casi no tengo ratos libres. Quiero decirte que haces que sea sencillo y elegante por cómo escribes, los temas que tratas y el diseño de tu blog. Aunque he leído muchas entradas alternas (gran idea lo de direccionar con links a otras entradas) he empezado desde el principio para no perderme nada. Me has devuelto las ganas de cuidarme y gracias a tus consejos estoy consiguiendo avances muy importantes. Necesitaba una guía, unas bases y entre el blog y tu libro he encontrado las pautas que necesitaba.
    GRACIAS de verdad.
    Sobre el champú de vainilla de garnier, hace una semana estuve en Italia y de casualidad vi el sustituto con papaya. El olor me ha hipnotizado. Y la verdad es que estoy muy contenta con el resultado.

  3. yo también estaba usando fresh curl de redken….y por más que busco no lo encuentro…y por más que pruebo otros productos…no tienen nada que ver…Una pena

  4. Yo también usaba el producto de redken y no encuentro ninguno que se parezca en algo. Una pena….El nuevo que han sacado…el curvaceous no tiene nada que ver….lo he probado ..y en casa tengo el bote abandonado.

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