Si queréis poner a un hombre en su sitio, solo tenéis que tratarle con amable desinterés. Sip.
¿De qué va esto del amable desinterés? Bueno, lo que ocurre es que cuando nos gusta o nos importa alguien, uno de los primeros síntomas es que no nos comportamos como deberíamos hacerlo; es decir, con naturalidad. Sabemos que mostrar interés abiertamente es un error, pero también es una equivocación hacer todo lo contrario. En realidad, no hay ninguna diferencia entre una actitud y otra porque el mensaje que enviamos es exactamente el mismo.
Si habéis visto la película El Bosque, tenéis un gran ejemplo en el personaje que interpreta Sigourney Weaver, Alice Hunt. Es una madre soltera que vive en una aldea de principios del siglo XX. En una escena, su hijo le dice que otro de los aldeanos, un hombre casado, siente algo por ella. «¿Cómo lo sabes?», le pregunta ella.
- Porque nunca te toca – es la respuesta del hijo.
Eso nos queda claro un poco más adelante, en la boda de una las hijas del hombre casado. Cuando Sigourney Weaver se acerca a felicitarle, el hombre se tensa visiblemente y ni siquiera le da la mano. Después ella se aleja, se da la vuelta y le ve recibiendo las felicitaciones de otra mujer, a la que sí le estrecha la mano con normalidad y con un lenguaje corporal cálido y relajado.
Lo normal es que el señor en cuestión hubiera hecho lo mismo con Sigourney Weaver, era una boda, una ocasión de celebración y los dos personajes se tratan a diario desde hace muchos años. Pero él no lo hizo, porque al sentirse atraído por ella, ya no podía comportarse como sí lo hacía con las mujeres que no le gustaban. «A veces no hacemos cosas que queremos hacer para que los demás no sepan que queremos hacerlas», es una de las frases más recordadas de la película.
Si queréis un ejemplo personal de cómo funciona esto, pude ver otro hace no mucho, con uno de los monitores de mi gimnasio. Me han dicho que lo tengo «enamorado», pero yo ya lo sabía hace tiempo, porque cada vez que iba a sus clases, se acercaba a todo el mundo menos a mí. Literal, un día fue de uno en uno a controlar cómo estábamos haciendo el squat kick back. Cuando le tocaba controlarme a mí, pasó de largo mirando hacia otro lado, cuando probablemente yo necesitaba ser corregida más que ninguna otra persona.
Hace unos meses, pensé en cómo revertir la situación sentimental de mi amiga, que estaba desesperada perdida por culpa de un tiparraco de estos de ni sí ni no. Lo que queríamos era que él viera que la estaba perdiendo para que se espabilara (lo dejo para otro post). El problema es que mi amiga llevaba tantos años metida en ese lío que el tío ya se sabía todos los trucos. Lo de hacerse la digna, no contestar a sus llamadas… nada de eso iba a funcionar porque él sabía que tarde o temprano la tendría comiendo de la palma de la mano.
Entonces le dije que la única opción que le quedaba era hacer lo que nunca había hecho. Había llegado el momento de comportarse como si el tío le importara un pimiento, y eso solo se consigue llevando a cabo la técnica del amable desinterés. Consiste simplemente en actuar como lo podríamos hacer con un vecino, un conocido o cualquier hombre por el que no nos sentimos atraídos. Como con un hombre que no te gusta no te molestas siquiera en parecer picada, distante o orgullosa, cuando haces lo mismo con uno que sí te gusta emites una frecuencia de indiferencia total que, creedme, ellos captan inmediatamente.
Cuando mi amiga empezó a comportarse con ese amable desinterés, casi condescendiente, el individuo en cuestión se dio cuenta rápidamente de que algo pasaba. Mi amiga se le estaba escurriendo de las manos porque al ser simpática con él (tampoco mucho), estaba dejando claro que él le daba lo mismo. No era así en realidad, pero no íbamos a hablarle de nuestro truco.
El hombre casado de la película habría transmitido ese amable desinterés si le hubiera estrechado la mano a Singourney Weaver. Incluso si le hubiera dado un abrazo. Como hizo con el 99% de las mujeres de la escena… menos con ella.
La frase no es mía; la saqué de una novela histórica, El sol en esplendor de Sharon Kay Penman. En una escena, Isabel acude al dormitorio de su marido, el rey Eduardo IV, para intentar reconciliarse con él después de un periodo de distanciamiento. En lugar de ignorarla ostentosamente, la observa con lo que la autora define como «amable desinterés». No hizo falta una descripción extensísima para comprender lo que significaba eso: que él ya no la veía de la misma manera. Precisamente porque al ser amable, estaba transmitiendo desinterés.
Es difícil encontrar más ejemplos, pero pensadlo bien antes de comportaros de manera fría o distante, si esa actitud implica hacer algo poco natural que normalmente no haríais.
Me encantan estas entradas! Buenísimo! Me hacen reflexionar mucho.
The rules… nunca falla . Lo cierto es que es un conocimiento que deberíamos transmitirnos las mujeres entre nosotras, tal cual en el post.
Genial Daiquiri!
Es matemático , cada vez que lo aplico FUNCIONA!
Hay otros dos libros similares a The Rules, pero un pelícano más actualizados que se llaman respectivamente “why men date bitches” y “why men marry bitches”. Yo iba de sapo en sapo por la vida, descubrí estos libros, apliqué lo que decían y la verdad es que me vinieron muy bien, sobre todo aplican con partidazos, tíos atractivos y con pasta que se piensan que tienen a todas las mujeres de su mano, una buena dosis de indiferencia y desinterés los convierte en mansos corderillos ?
Hola me encantan estas entradas porque es lo que me falla a mí con los hombres….muestro demasiado interés con los que me gustan o creo yo que pueden encajar conmigo y yo creo que los alejo. Eso de estar esperando a qué vengan a por mí me cuesta horrores poque soy de tomar la iniciativa si la persona me interesa y no entiendo por qué hay que hacerse la mansa jajajjaja
Lauri estos dos libros qué has recomendado tú estan en versión español por casualidad? Me gustaría leerlos pero no en inglés.
Alguna recomienda libros de esta temática interesantes en nuestro idioma?
Lo q daria por que me aconsejaras daiquiri ! ? de belleza y de hombres jajajjj
Mary, sí, los han traducido como “por qué los hombres aman a las cabronas” y “por qué los hombres se casan con las cabronas”, ambos de Sherry Argov. Más o menos vienen a decir que siempre hay que mantener una independencia personal y económica, y que a los hombres hay que hacerles esperar y que entiendan que tienen que luchar por nosotras si nos quieren conseguir, y que por mucho que duela si un hombre no está realmente interesado en nosotras se da portazo y ya, para siempre, será por tíos…?
Me encanta!!!. Es toda una ciencia!!
Parece una señal del destino tu post Daiquiri.
Justo estoy en una relación así, ni me suelta ni me coge, y después de todo tipo de tácticas, estas últimas semanas estoy aplicando por pura lógica ese «amable desinterés» que comentas. Me he dado cuenta que enfadarse, reprocharle, no contestarle no hace más que al fin y al cabo, le muestre que «me importa» y con eso siempre acaba llevando él, el timón de la relación, porque sabe que me tiene ahi-
A ver que tal funciona, se merece un escarmiento.
Besos guapa, y sigue publicando también sobre estos temas.
Daiquiri: una pregunta muy corta e importante… ¿Según tu que se debe hacer cuando de pronto sin venir a cuento te dejan en visto? XOXO ?