Beber Clorofila Líquida, un Hábito Lujoso

Cualquier asiduo a webs de belleza especializadas en tendencias saludables ha leído acerca de los beneficios de beber clorofila líquida. Es uno de mis trucos favoritos, pero ¿qué tiene de especial y cuáles son los beneficios?

La clorofila es el pigmento fotosintético presente en las plantas verdosas y uno de los elementos claves de su estructura. El parecido a nivel molecular con la hemoglobina humana es tan significativo que suelen referirse a la clorofila como la sangre de las plantas. La única diferencia en una estructura prácticamente idéntica es el átomo central: magnesio en la clorofila, hierro en la hemoglobina. Estos datos han hecho que la moda de los zumos verdes quede un poco atrás a favor de un ritual más sencillo, rápido y económico: mezclar unas gotas de clorofila líquida con agua. La teoría sería que si la clorofila está presente en todos los vegetales que nos recomiendan comer todos los días, varias veces al día, por qué no ahorrarse el plato de acelgas con ese simple gesto.

Otra razón de la exaltación de la clorofila es el éxito de las dietas altas en proteína. Los que conocen bien la importancia del equilibrio alcalino en el organismo saben que el consumo de carne sube los niveles de acidez. Una cucharada de clorofila con agua es la bebida alcalina por excelencia y la forma más rápida de «levantar» un organismo ácido por culpa de la alimentación.

Todo eso está genial, pero la principal razón por la que suelo tomar clorofila líquida en cuanto me acuerdo es porque es fantástica para tener un aliento y un aroma corporal frescos. El motivo es que actúa como desodorante interno, promoviendo que desprendamos un olor natural agradable. Cuando se trata de personas con digestiones complicadas o aficionadas a alimentos difíciles de asimilar, la clorofila puede evitar que el mal olor salga por los poros. Su acción purificadora es muy poderosa.

Esto me ha hecho recordar la purificación de doce meses a base de aceites de la reina Ester. Tanto ella como las otras jóvenes reclutadas venían de regiones desesperadamente pobres, donde era común comer alimentos grasientos y mal cocinados que costaba mucho digerir. La consecuencia es que sus pieles desprendían un hedor persistente, que un simple baño no podía eliminar de la piel. Así que sí, las malas digestiones tienen mucha relación con el olor.

Beber clorofila líquida no tiene nada que ver con esas tendencias trendy que suben y bajan, como los latte de unicornio. Es algo que se practica desde hace años en círculos muy elitistas. Hace tiempo leí que echar unas gotas de clorofila en un vaso de agua era un truco muy utilizado por las modelos para quitar el aliento a tabaco, y en algunos gimnasios de lujo el vaso de agua caliente con limón que se ofrece como cortesía ha dejado paso a la clorofila líquida vertida en agua fría. A fin de cuentas, la clorofila es un gran antioxidante y tiene mucha relación con la pérdida de peso y la eliminación de impurezas.

Quizá buscando algo sobrio y elegante, a la vez que saludable, me fijé en Liquid Chlorophyll, la única que tomo desde que salió al mercado.

Es una clorofila líquida enteramente natural, sin conservantes o glicerina. Se obtiene de puro extracto de alfalfa y el único extra que contiene -y que necesita- es agua purificada. Con unas pocas gotas de clorofila, el agua se tiñe casi de inmediato de un color primero esmeralda, segundos después verde oscuro, que hace pensar en pureza, efecto detox, en hacer las cosas bien y en compensar todo lo que hacemos mal. Pero otra vez, soy sincera si digo que la clorofila líquida forma parte de mi estrategia para oler genial en todo momento, sin más, y para sentir esa conexión con los buenos hábitos que no siempre está tan activa como podría parecer.

Probad la clorofila líquida durante un mínimo de dos semanas y de verdad, me lo vais a agradecer. Olvidaos de los chicles: este tipo de cosas, como al final ocurre con cas todo lo relacionado con la belleza, se trabajan más eficazmente desde dentro.