Con Gwyneth Paltrow me sucede lo mismo que con Jennifer López: mi mente sigue imaginándola como una mujer de treinta y pocos. Y entonces un día me entero de que tiene cuarenta y cinco años.
Me cuesta aceptar que ya han pasado veinte años desde su noviazgo con Brad Pitt y aquella famosa foto de los dos con una melenita rubia idéntica.
Otra de las revelaciones fue darme cuenta de que ya no tenía nada que ver con la mujer obsesionada por la alimentación «sana» que era hace una década. ¿Os acordáis de la dieta macrobiótica? Ya sabéis, esa pauta alimenticia que solo permitía comer frutas, verduras, legumbres, arroz y tofu. Servía para mantener la línea, sentirse mejor, desarrollar fobia hacia alimentos que no tenían nada de malo… y poco más. Pero a ella le encantaba, porque estaba completamente enloquecida con ella.
Todo cambió cuando, tras una radiografía, Gwyneth Paltrow se enteró de que tenía un principio de osteopenia, una pérdida de masa ósea que precede a la osteoporosis. Eso, en una mujer de su edad, no solo era poco frecuente, sino preocupante. Los médicos decidieron hacer más pruebas. Las analíticas detectaron una deficiencia de vitamina D tan alta que los doctores tuvieron que admitir que nunca habían visto unos niveles tan bajos en toda su carrera. ¡Madre mía!
Gwyneth le quitó importancia al asunto diciendo que todo se había arreglado con un poco de sol y unos complementos de vitaminas. Pero los nutricionistas que hablaron con los medios no tardaron en encontrar relación entre esa deficiencia tan grave y su famosa y absurda dieta. Por una simple cuestión de lógica, la dieta macrobiótica no proporcionaba la suficiente proteína que el cuerpo necesitaba. La respuesta de los huesos de Gwyneth Paltrow hablaba por sí sola.
Este año me sorprendió verla en muchas webs de belleza que me gustan, hablando de sus secretos de belleza, su dieta y demás. Esa presencia en blogs y páginas que defienden las grasas, el deporte y los suplementos me parecía contradictoria. ¿Qué pinta la actriz que solo come manzanas orgánicas y tofu en páginas obsesionadas con el glow? Y lo más curioso, ¿por qué estaba de repente tan estupenda?
Después de tantos años siendo ojerosa y paliducha, ahora era una de esas rubias californianas de ojos brillantes y piel radiante. Estaba preciosa, más que nunca. Solo tuve que leer un par de líneas para entenderlo. Gwyneth Paltrow había dejado la dieta macrobiótica. Había descubierto los aguacates, los aceites, la leche de coco, la proteína vegetal, la sal del Himalaya, los caldos… Su obsesión había ido hacia otra dirección, y no podía estar más guapa.
Hay que entender que hay ciertas comidas que no tienen nada de malo. Son necesarias para disfrutar de la vida y retomar la dieta sana con más fuerza. Ahora, Gwyneth Paltrow admite que no pasa nada por tomar algo que lleve azúcar de vez en cuando. Se concede algunos caprichos que hace años ni siquiera habría permitido que rozaran la entrada de su casa, como el vino, las patatas, las baguettes y las hamburguesas.
Su receta más famosa es el smoothie que toma cada mañana cuando se despierta, alrededor de las seis y media:
-Un vaso de leche de almendras.
-Una cucharada de mantequilla de almendras.
-Una cucharada de aceite de coco.
-Dos cucharadas de proteína de vainilla y hongo reishi.
-Una cucharada de polvo de maca.
-Una pizca de sal del Himalaya y polvo de vainilla para dar sabor.
-Una cucharada de un suplemento de belleza de Moon Juice, que depende de sus necesidades en ese momento.
El smoothie es conocido como el batido de los 200 dólares. La prensa calculó que comprar todo lo que aparece en la lista cuesta 200 dólares. Puede. Los preparados Moon Juice cuestan unos cuarenta euros, y la proteína vegetal tampoco es muy barata. ¿Pero y qué? Teniendo en cuenta que esos suplementos duran meses, invertir ese dinero en una buena temporada de salud, belleza y luminosidad es una decisión muy inteligente.
El resultado… espectacular. Solo hay que ver el aspecto que tiene la actriz ahora, nada que ver con la mujer pálida y lánguida. Incluso ahora es portada de revistas de salud y deporte, cosa que hace unos años hubiera sido impensable. La mejor prueba de que está estupenda, guapísima, y mejor que nunca.
Ahora, la comida es algo que hace que se sienta feliz, no una obsesión con la que pasarse el día sufriendo.
¡Felicidades, Gwyneth! Ahora sí que lo tienes todo.