La Rosa de la Bella y la Bestia

La flor de La Bella y la Bestia está muy de moda en Instagram y en Pinterest, y podemos ver versiones de todos los colores.

Todo empezó a partir de la adaptación de la película con imagen real, pero no son flores artificiales, aunque lo parezca por el color y la presentación. Lo que viene dentro del cristal se conoce como rosa eterna: una rosa cultivada que pasa por un proceso llamado liofilización que le permite conservar su apariencia y frescura durante unos tres años.

A mí me encantan las flores como a cualquier mujer, pero siempre me ha dado rabia lo rápido que se marchitan. Por eso los ramos y las rosas de Sant Jordi me parecen un desperdicio de dinero, además de la pena que da ver cómo algo tan bonito se estropea tan rápido. La rosa eterna me parece una pasada, el regalo perfecto. Se mantiene perfecta, no se le caen los pétalos, y el color y la textura perduran con el tiempo.

Hay muchas versiones, y el precio se dispara con los extras, como ocurre con cualquier artículo a la venta. También depende de la ciudad. He visto en internet rosas con iluminación dentro del cristal, con el nombre grabado en la base, y de todos los colores imaginables. Cada detalle sube el importe final, pero creo que merece la pena si nos gustan estas cosas.

Las versiones más chic están en Londres, donde ya hay tiendas dedicadas única y exclusivamente al negocio de la rosa eterna, en países del Golfo y en Moscú; ya sabemos que las rusas juegan en otra liga y que cuando nosotras vamos, ellas ya han vuelto siete veces. Yo me la compré en color rojo, a lo tradicional, pero lo más seguro es que la busque también en azul.

Este último capricho me ha parecido muy especial y ya me veo poniendo una rosa de La Bella y la Bestia en cada habitación de la casa, como hago con las velas Diptyque.

Si en el fondo seguís siendo una princesa Disney, es el mejor auto-regalo que os podéis hacer.