Muchas famosas se hacen esta cirugía para tener unos pómulos más prominentes. Lo que no todo el mundo sabe es que esta intervención es como jugar a la resulta rusa con la propia cara.
La cirugía de pómulos tiene sus riesgos, por eso conviene pensárselo mucho antes de dar el paso definitivo. Aunque unos pómulos altos y angulosos son objetivamente un atributo deseable que muchas mujeres quieren tener, meterse en el quirófano para conseguirlo puede llevar a un desastre con difícil solución.
Uno de los mejores ejemplos es Megan Fox. La bellísima actriz disfrutó de unos años de esplendor gracias a su inmensa belleza, mezcla de una buena base y un par de retoques muy favorecedores en la nariz y en la boca. Todo fue bien hasta que en 2010 apareció en un estreno con una expresión totalmente distinta. Aunque la prensa atribuyó la diferencia a los rellenos faciales y el exceso de bótox, se podía ver perfectamente que la razón de ese cambio a peor había sido una cirugía de aumento pómulos.
Los dos implantes cambiaron la estructura facial y la forma de los ojos, dejando a Megan Fox con la característica cara de mujer gato. Desafortunadamente, su carrera se estancó y no hubo forma de volver a enderezarla.
¿Significa eso que la cirugía de pómulos va a terminar siempre en fracaso seguro? No, de ninguna manera. Hay un gran porcentaje de éxito y una de nuestras famosas patrias lo demuestra: Elsa Pataky. La supuesta cirugía fue determinante para conseguir una belleza absolutamente radiante. Pero un resultado inmediato bueno tampoco quiere decir que no vayan a aparecer consecuencias negativas unos años más tarde. Muchas cirugías estéticas no evolucionan bien cuando la mujer empieza a envejecer naturalmente, y la operación de pómulos es una de ellas.
Dicen los buenos profesionales que, a largo plazo, cuando la grasa del rostro se va perdiendo con la edad, los implantes se notan mucho más que cuando la cara es más joven.
Echándole un vistazo a la web RealSelf, podemos ver que la cirugía de pómulos tiene un porcentaje de satisfacción del 85%. Es una cantidad elevada, pero buscando los casos que no han salido bien, podemos leer historias de auténtico terror: deformaciones, cambios irreversibles en la forma de los ojos, sonrisa extraña, modificación de la estructura facial…
En mi opinión, el riesgo es demasiado grande como para jugar a la ruleta rusa con el rostro. Tened en cuenta el ejemplo de Megan Fox. Realmente, no tener los pómulos marcados no es el fin del mundo. ¿Qué más da? El riesgo es demasiado grande y si sale mal, ya no habrá vuelta atrás.
Un desastre total. Pero como le han cambiado tanto los ojos?!?! Solo por eso?
Ninguna necesidad.
Tiene pinta que los ojos realmente no han cambiado sino que se los retoca por ordenador/teléfono, las aplicaciones de agrandar ojos, porque se ve a la legua lo artificiales que son en forma y tamaño, como en fotos salen rasgados normales y luego de repente el doble de grandes y tan redondos.. yo he probado con fotos mias por curiosidad… y por eso lo 😀 veo jejeje eso es photoshop