Después de unos días nublados y de mucha lluvia, llegan los primeros rayos de sol del año. Los de verdad.
Como ya estamos a mediados de mayo, ya no tenía excusa para seguir con mi habitual tono champiñón del invierno. Menos mal que existe el autobronceador. Pero como todas sabemos, no es lo mismo. El color dorado y brillante que te da una sesión de bronceado natural no lo consigue ni el producto más avanzando del mercado. Por eso estoy decidida a ser constante y a tomar el sol varias veces por semana, con la protección adecuada, ¡por supuesto!
Al menos tengo sitio fijo, porque la playa tampoco es lo mío, y menos en Barcelona. Mi gimnasio tiene un solarium propio con piscina, un lugar ideal para relajarse después del ejercicio. Con el buen tiempo que ha hecho hoy, me he dado cuenta de que ya no podía seguir posponiendo la visita a esa parte de mi gym que aún no conocía. He subido un rato después de una clase de step.
El protector solar es uno de los cosméticos que siempre he detestado. Todos, absolutamente todos, me han parecido un completo y absoluto horror. Odio profundamente la sensación de pringue en el cuerpo, algo difícil de evitar cuando se trata de aplicar un producto que actúa como barrera protectora de la piel.
Los aceites, que suelen gustarme como hidratante para utilizar en casa, me parecen insoportables en combinación con el sudor y el calor. Así que descartados. Los protectores tipo leche son aún peor. cualquier cosmético que tenga ese formato (limpiador facial, hidratante corporal, protector solar…) queda automáticamente descartado de la lista. Los encuentro sucios y me da la sensación de que obstruyen los poros. No creo que sea cierto, pero ésa es mi manía personal.
Por suerte descubrí el protector solar que aman los hombres que hacen deporte al aire libre. Parece que los hombres tienen una mentalidad parecida a la mía en lo que a los protectores se refiere.
Si se echan protector (si es que lo hacen), desde luego no van a ponerse un aceite brillante, y no suelo verles con el protector formato leche en la bolsa, a no ser que no les quede más remedio. Si había un protector que gustaba mucho al público masculino y deportista, tenía que ser ideal para mí, y vaya si lo ha sido.
Se trata del spray Isdin de factor 50, el transparente. Para mí, el mejor protector solar del mundo.
Todo son ventajas. Es fresco, es ligero, es agradable de usar y protege. Se absorbe de inmediato. No mancha, no ensucia, no agobia… es la perfección absoluta. La protección es total y duradera. Os recomiendo que utilicéis siempre factor 50 porque así os ahorráis preocupaciones.
Si os fijáis en el envase, en realidad es un protector 50+. ¿Eso qué significa? Que es el tipo de protector que más protección tiene contra los rayos UVB.
Eso no quiere decir que no me llamen la atención otros bronceadores. Por ejemplo, toda la gama de Lancaster me parece maravillosa, y los potenciadores del bronceado son algo que quiero utilizar más adelante, ya entrado el verano, para cuidar y mantener el color, pero el spray de Isdin es mi favorito absoluto y eso no va a cambiar, os lo aseguro.
Si a vosotras también os agobia la sensación pegajosa y grasa de los protectores solares, éste es vuestro amor. El bote de 200 ml cuesta 18 euros, y teniendo en cuenta que no hace falta usar mucha cantidad para estar totalmente protegida, es un precio ideal.