Mi Nuevo Perfume

Me encantan los perfumes exclusivos, también conocidos como perfumes nicho. Creo que merece la pena gastar un poco más y tener algo especial. Pero atención, encontrar el perfume ideal no es fácil, y desde luego, no se consigue explorando por la red y probando suerte con las compras al azar. Encontraréis el vuestro paseando por las perfumerías especializadas en ese tipo de fragancias, olisqueando los frascos de los estantes, y a través de muestras. Siempre recomiendo que os hagáis con uno, con el vuestro, que será vuestra esencia propia y una de vuestras cartas de presentación más importantes.

Os desvelo mi nuevo perfume, que tampoco es un gran misterio porque ya hablé de ella el otro día: Do Son de Diptyque.

 

 

Sabía que Diptyque, la firma que vende esas velas tan famosas, tenía sus propios perfumes, pero no sé, no me llamaban la atención. En una excursión a la perfumería Regia de Paseo de Gracia, me puse a cotillear las velas, y vi las fragancias. Ñam. No perdía nada por meter la nariz. Y al final, había encontrado mi nuevo tesoro.

Se me da fatal describir los perfumes. Está hecha de nardos, naranja y jazmín. Fue creada por uno de los fundadores de Diptyque, Yves Coueslant, que se inspiró en sus veranos en la casa de su familia en Do Son, en la bahía de Along, Indochina. La casa estaba un poco alejada del calor y la humedad de la capital, y la brisa marina traía consigo un aroma a nardos que la madre de Yves adoraba. Jo, qué gente tan cool, pasando el verano en Indochina. Voy a hacer un perfume inspirándome en los veranos en la casa de mi abuela, en Rota, Cádiz. También olía a jazmín.

La línea incluye un aceite de ducha, un spray corporal y un perfume sólido. Todos caerán en mis manos… muy pronto. También la versión eau de toilette, pero sinceramente, para gastar cien euros en una eau de toilette me compro un bote de colonia Nenuco.

Y claro está, la vela que «encaja» con Do Son es la vela Tubereuse; casualmente, mi favorita.

 

 

Como ya os digo, una visita a una perfumería nicho no siempre termina bien. Cuando descubrí este tipo de artículos, pensé que estas perfumerías serían un paraíso de olores increíbles, todos espectaculares, irresistibles y maravillosos. No. Es un mercado muy peculiar, para bien, y para mal. Por ejemplo, tenía el capricho de comprar uno de los perfumes de Boadicea, y me llevé un chasco cuando vi que la mayoría olían demasiado fuertes, como a castillo medieval. Eran asfixiantes. Solo olí unos pocos, pero no tengo muchas esperanzas de que una segunda ronda vaya a ser mucho mejor.

Peeeeeeeeeeeeero parece que estoy en racha, porque esta compra me ha llevado hacia mi próximo nuevo perfume. La dependienta me dio una muestra de otro que me ha enamorado: Intoxicated de By Kilian. Lo dejo para otra entrada.