La Máscara de Madame Rowley

La época victoriana fue un poco rara.

Las mujeres vivían obsesionadas por las apariencias y la reputación. El maquillaje se asociaba con la prostitución y la mayor influencia era la reina Victoria, una mujer que guardó luto a su marido durante cuarenta años, nada menos. Al mismo tiempo, la sociedad animaba a las mujeres a pescar un buen partido lo antes posible, y a utilizar todas sus armas para conseguirlo.

Esa contradicción hizo que la belleza no fuera un negocio demasiado rentable en esos años. Las mujeres tenían que arreglárselas por su cuenta y los trucos de belleza caseros estaban a la orden del día. Algunos eran realmente peligrosos, como usar arsénico en las pestañas o amoniaco en el rostro. Pero otros, eran muy interesantes.

Uno de esos arreglos es la máscara para el baño de Madame Rowley. El artilugio, hecho a base de caucho, fue patentado por su creadora, Helen Rowley. La señora estaba entusiasmada con su idea, que decía que era una respuesta a «la toxicidad de los cosméticos».

La máscara estaba destinada a utilizarse durante el sueño. El efecto viene a ser lo que hoy obtendríamos si envolviéramos el cuerpo en papel de plástico: un aumento de la cantidad de sudor expulsada por la piel. Eso, según Madame Rowley, aclaraba y suavizaba el rostro. La transpiración resultaba más eficaz para los poros que el baño de vapor, el otro método estrella de la época. Las mujeres victorianas compraron cientos de unidades con la esperanza de terminar de una vez por todas con el acné, los brillos y la suciedad que sus delicados jabones no conseguían eliminar.

El anuncio no tiene desperdicio. Haría que la oficina de consumo se echara las manos a la cabeza hoy en día. La publicidad jura que la máscara ha sido probada y recomendada por eminencias científicas británicas. Es lo más bizarro que he leído en mucho tiempo. Incluso tiene una parte dedicada a los testimonios reales, lo que hoy supongo que sería la opinión de bloggers. reconocidas. Algunas de estas perlas son:

-Esta mascarilla debería estar en el cuarto de baño de cualquier mujer decente.

-Tengo la piel tan suave como la de un bebé.

-He usado la máscara durante dos semanas y estoy sorprendida con los resultados.

-Después de tres días, los puntos negros han desaparecido.

Como nota curiosa, los originales del anuncio de Madame Rowley que quedan se venden en Amazon. Las réplicas se utilizan para decorar peluquerías tipo vintage.

Claro está, no tardó en salir alguien demostrando que el maravilloso invento de Madame Rowley no tenía ninguna lógica. No podía funcionar, ya que impedía que la piel respirara. Eso, a largo plazo, no hacía más que aumentar el problema de suciedad, acné y poros abiertos. Así que nuevas versiones fabricadas por otros comerciantes empezaron a aparecer en el mercado justo después. Uno de ellos es la máscara de revestimiento de gamuza y lino de Isabel Cassidy, que garantizaba «una ventilación considerable».

Menos mal que esa época tan bizarra ya ha pasado. Ya tenemos a nuestra disposición miles de cosméticos y tratamientos para solucionar todos nuestros problemas de cutis sin tener que hacer estas cosas tan extrañas.

¿Os imagináis lo que tendría que haber sido utilizar la máscara de Madame Rowley todos los días?