¿Qué hacían las mujeres medievales con su cabello? ¿Cómo lo llevaban peinado y con qué frecuencia solían lavárselo?
Es una lástima que una era tan interesante como la Edad Media sea tan mediocre en lo que a la belleza se refiere. El atraso cultural, la falta de higiene y la Iglesia fueron las causas de que las mujeres medievales pasaran siglos ocultando su belleza en lugar de exhibirla con orgullo. Mil años de oscuridad en todos los sentidos. Es curioso, sobre todo si comparamos ese periodo con el esplendor del Imperio Romano, una época en la que las mujeres tenían decenas de perfumes, se untaban en aceite todas las noches e incluso podían teñirse el cabello.
A las mujeres de la Edad Media no les quedaba otro remedio que recurrir a la ropa y los accesorios para lucirse.
En la Edad Media el cabello era considerado el atributo más sensual de una mujer. Siempre se ha reconocido el poder erótico de una melena femenina. Por eso en la era medieval, dominada por las ridículas normas del clero, el cabello debía estar siempre cubierto. Se cubría bajo un tocado cuya forma y material iba cambiando según la década, el país o la posición social de la mujer. Solo las niñas o las adolescentes llevaban el pelo suelto.
El tocado que cubría la melena también era un símbolo importante de estatus. Si la mujer era rica, su tocado era pesado y con piedras preciosas cosidas a la tela. Las mujeres pobres solo podían cubrirse con gorros simples o con pañuelos hechos con lo primero que encontraban. Una mujer de la Edad Media que no aprovechara la oportunidad de adornar su cabello con algo era considerada dejada, sucia y poco atractiva.
Esa costumbre es un gran quebradero de cabeza a la hora de rodar películas y series ambientadas en la Edad Media, especialmente cuando hay que grabar escenas de amor. La solución siempre es la misma: olvidarse del rigor histórico y sacar a la princesa o heroína del drama con el cabello ondeando al viento.
La longitud del cabello de la mujer siempre fue considerable a lo largo de toda la Edad Media, pero solo en la época normanda de Inglaterra se consideró una moda llevar el pelo tan largo que rozaba el suelo. Había mujeres que no se cortaban el pelo nunca, ni una sola vez, hasta que morían. Para no parecer indecorosas o descaradas, utilizaban velos enjoyados que cubrían solo la parte superior de la cabeza.
No todas conseguían llegar a tenerlo tan largo como la tendencia de la época exigía, así que utilizaban extensiones y postizos hechos con cintas, tubos de seda con borlas y cilindros de metal enroscados en los mechones.
Las trenzas eran una manera sencilla y cómoda de jugar con el cabello, al mismo tiempo que lo mantenían recogido y controlado. Lo cierto es que las trenzas son el mejor truco capilar femenino de la historia de la humanidad. No hay un sola cultura de la Antigüedad en la que no aparezcan como peinado. En la Edad Media, lo más frecuente era llevar dos trenzas, una a cada lado, o una sola trenza enroscada en la parte trasera de la cabeza.
Las redecillas eran frecuentes. Servían para cubrir la melena y reflejar la idea del estilo de cada mujer. Su calidad también definía a su portadora como una dama elegante o una desaliñada sin gusto alguno.
El tocado menos estético de la Edad Media era, sin duda, el que se puso de moda en el siglo XV, conocido como hennin. Tenía forma de cono y medía unos cuarenta centímetros de alto. Debido a su peso y a la costumbre de colgar velos en lo alto, las mujeres sufrían de terribles dolores de cabeza.
En la Edad Media gustaba la frente despejada y alta. Las mujeres que no la tenían así se afeitaban el nacimiento del cabello para imitar el efecto. La esposa de Eduardo IV, Isabel Woodville, era muy apreciada por esa frente amplia, que se puede apreciar sus retratos. En realidad, ese extraño canon de belleza no tenía nada que ver con el cabello ni con la frente, sino con el efecto óptico que provocaba en el óvalo facial. La frente amplia hacía que el rostro pareciera más largo, atractivo y estilizado.
Aunque no existían los cepillos tal y como los conocemos ahora, las mujeres de la Edad Media usaban peines hechos de marfil, además de un instrumento especial para separar los mechones.
El color de pelo preferido por todas era el rubio, y existía un truco para aclarar el tono. Consistía en echar vino blanco y miel en la melena y dejar reposar la mezcla toda la noche. Hay textos de la época que aconsejaban embadurnar el cabello con aceite de oliva para mantenerlo lustroso.
¿Y el maquillaje? La norma general era llevar la piel clara y nada más. Puede que las mujeres de la nobleza pudieran jugar un poco con el color de los labios y las mejillas, pero solo las prostitutas se maquillaban con mucho colorido. Otra señal de la relación maquillaje/pecado de esos tiempos.
A pesar de los adornos, había algo que estaba por encima de la belleza y que no se podía disimular ni con los mejores trucos: la mala salud. Debido a la carencia de vitamina C, el escorbuto era frecuente. Todo el mundo tenía una mala dentadura y encías sangrantes. Otros problemas dentales eran el desgaste de las piezas por comer pan molido a la piedra. Lo único positivo de la Edad Media era la ausencia casi total de caries, ya que el azúcar era un ingrediente extremadamente raro que muy pocos podían permitirse.
Un aliento fresco y dulce era algo muy valorado en una mujer. Algunas utilizaban anís con canela para conseguirlo. Un escrito del año 1158 viene con un consejo para hacer un enjuague bucal casero: agua pura y fresca nada más despertarse. Eliminaba la mucosa de los dientes, o eso creía el que lo escribió.
¿Es verdad que nadie se bañaba en la Edad Media? Nadie se lavaba todos los días, pero hay tantos cuadros e ilustraciones sobre los baños de la época que deberíamos preguntarnos si es normal que algo tan poco frecuente apareciera tanto en el arte medieval. O quizá sí, porque se trataba de todo un acontecimiento.
Existe un texto magnífico escrito por Boccaccio en el siglo 14. Describe todo lo que utilizaban las damas de clase alta para bañarse: jabón de musk y clavo y vasos de plata llenos de agua de rosas, agua de jazmín y limón. Era habitual acompañar el ritual del baño con música, lectura, comida e incluso baile.
Si queréis un cosmético que os haga sentir como una damisela de la Edad Media, hay uno: Medieval de Lipstick Queen. La marca averiguó el truco que utilizaban las mujeres medievales para dar color a sus labios sin que las acusaran de pecadoras. Consistía en aplicar zumo de limón en la boca para estimular la circulación y conseguir un tono rojizo ligeramente subido.
El labial reproduce exactamente ese tono. Es universal y sienta bien a todo tipo de labios. Tiene muy buenas valoraciones, al tratarse de un rojo suave y natural para el día a día. Es el único cosmético de tienda que tenemos para fantasear con una cena en la corte. Aunque cada vez hay más marcas caseras que venden cosméticos inspirados en la Edad Media, con los mismos ingredientes y frascos parecidos a los de la época. Echad un vistazo.
Súper interesante !!!
Que post más chulo…me encantan las referencias literarias que hiciste sobre belleza en esa época.
Si queréis ver a una novia con estilo medieval en vestido, maquillaje, tocado, cabello, revisionad la boda de la súpermodelo Kirsty Hume con Jason Donovan, bellisima y espectacular!
Me ha parecido excelente. Estoy haciendo un trabajo de la escuela y me vendrían bien algunas fuentes que hablen del cabello, más detalladamente.