Ahora que ha quedado claro que es lo que no hay que hacer con los retoques, la pregunta es, ¿cómo hacer para que la medicina estética funcione?
La medicina estética es magnífica. Siempre había pensado que era una pérdida de tiempo hasta que me tocó tragarme mis palabras y apreciar las maravillas que podía llegar a conseguir. Pero al igual que sucede con la cirugía, puede salir mal: existe la posibilidad de que cambie la cara por completo. Lo peor es que crea adicción por lo relativamente fácil que parece en comparación con el sufrimiento del quirófano, y por los resultados inmediatos que ofrece. Es completamente normal engancharse a algo que te pone más guapa en cuarenta y cinco minutos.
Es un asunto muy delicado. Las famosas son el mejor ejemplo del desastre de algunos retoques para la belleza; aunque analizando sus caras, se puede comprender cuáles son los errores que han cometido. El primero suele ser la búsqueda de un efecto habitual en caras muy jóvenes… en una cara que ya no es tan joven.
Expliqué bien (espero) en qué consiste ese gran error en este post. Es sensacional descubrir que la zona de las sienes pierde volumen con la edad, porque es un detalle de gran importancia que muchos médicos pasan por alto, pero no todas las mujeres se ven favorecidas por ese tipo de pinchazo. Especialmente si se busca tener un volumen que no existió ni durante la veintena.
En el caso de Penélope Cruz, inyectarse en los templos ha sido un éxito. Levanta la cara, mantiene los ojos rasgados y le permite parecer más joven sin que se note que se ha hecho algo, porque lo que se ha hecho no se ve.
Ahora, hablemos de la base, tanto física como emocional. Algunas ya sabéis cómo me preparé a fondo para que todo saliera bien. La alimentación es importante y por suerte, cada vez más médicos estéticos comprenden la importancia de los suplementos de colágeno para reforzar el resultado final. El colágeno de calidad hace que la piel esté más bonita, tersa y preparada. Es la mejor base, la fundamental, para los retoques estéticos. Me gusta la frase de una de mis lectoras, que dijo hace tiempo que «está claro que todo buen procedimiento debe ser aplicado sobre un lienzo impecable». Dentro de lo posible, buscad que vuestro lienzo sea así.
En 2018 descubrí un colágeno hidrolizado de mucha calidad y una capacidad de absorción enorme, pero no he tenido tiempo de hablar de él.
Me pasé un poco con la preparación física, pero me vino bien para reforzar la preparación mental. La gente que se mete en esto de la medicina estética lo hace para estar más guapa, pero un porcentaje elevado viene de tener grandes problemas causados por otros profesionales. Eso hace que el estado emocional no sea el más adecuado para afrontar la medicina estética, porque está contaminado de «hermosuras» que sobran: resentimiento, cinismo, desesperación y desconfianza. Pensad que hay médicos que rechazan a esos pacientes porque no les compensa tratar con ellos. Si no dejan atrás lo que sea que les haya pasado, no están preparados, no pueden atraer nada bueno y puede que ya nunca consigan verse bien pase lo que pase.
Si venís de algo parecido, pensadlo bien. No cuesta nada dejar atrás el pasado y prepararse para esperar lo mejor. Es una nueva oportunidad y un camino que puede llevar a que todo salga bien por fin. Afrontadlo con buen rollo y excitación.
El éxito es un alivio, pero también un peligro. El subidón es espectacular y los delirios de belleza pueden hacer su aparición a partir de ahí. Sentirse bien por un buen resultado pero pensar que todavía falta un poco es normal, pero sed conscientes de que ya estaréis en una línea ligeramente peligrosa. Si el médico es bueno, veréis por su expresión si tenéis razón… o si ya se os está empezando a ir la pinza. Suele pasar con el aumento de labios.
Recordad de todas formas que no importa lo insensatos que sean vuestros objetivos; si vais de puerta en puerta, tarde o temprano encontraréis a un médico dispuesto a deciros lo que queréis oír y más dispuesto aún a coger vuestro dinero. Si esto no fuera así, no habría tantas chicas que han echado a perder su belleza buscando ese un poco más.
En mi caso, esto fue lo que me hizo decidirme por la doctora que elegí:
- Me habló de un retoque que no conocía y que sonaba genial.
- No quiso venderme algo más caro y que yo estaba dispuesta a pagar.
- Mi intuición insistió mucho (esto es muy importante)
De modo que tampoco puedo aconsejar que investiguéis al doctor como lo haría el FBI o que exijáis fotos y pruebas de su trabajo, cuando yo no hice ni una cosa ni otra y obtuve un éxito rotundo.
Suerte.