Cómo no Arruinar la Propia Belleza

Hora de hablar de la base para que la medicina estética sea un éxito y no una tragedia.

Durante los últimos meses he presenciado el esperpento que dos mujeres que siempre me llamaron la atención por su belleza han hecho con sus preciosas caras.

Una tiene solo 22 años y cada día se parece más a la mujer gato. No solo ha cambiado sus rasgos sino toda la estructura facial, incluyendo el contorno de la cara y el mentón. Esto va a ser desastroso en cuanto los signos de envejecimiento (normales, a pesar de lo mal que suena la palabra) aparezcan y sigan su curso. El otro día dije que, cuando llegara el momento, se las apañaría para arreglarlo, pero empiezo a tener ciertas dudas. No sé cómo se recupera una cara que mide la mitad que antes y un pómulo que parece pegado a las sienes con super glue.

Dicen que se trata de una mala foto pero ya es raro que una chica de esa edad tenga ese tipo de fotos malas.

La otra es una modelo de Instagram italiana a la que siempre recuerdo como una de las chicas más guapas que he visto nunca (en persona). Ella ya se había hecho varios arreglos en esa época, decían: en la nariz, en los ojos y en los labios. Es arriesgado, pero salió bien. Lo que no tenía arreglo era su cabeza, parece, porque a pesar de conseguir una cara absolutamente espectacular (creedme), no le pareció suficiente y siguió con el tema… hasta que ya no hubo vuelta atrás.

Aunque oficialmente sigue siendo un pibón y no deja de recibir piropos de babosos, la ha fastidiado. Ahora solo cuelga fotos de lado, tapándose la cara con el pelo, desde el único ángulo que le hace el apaño, o mostrando parcialmente los labios, los ojos, un lado de la cara…

Hace poco colgó un stories de un evento al que asistió y que tenía que promocionar en su Instagram. Utilizó el rectángulo de la ubicación para taparse la cara.

Hablaría también de esta actriz que arruinó su cara por culpa de una operación que no necesitaba, pero no me parece el mismo caso y sería hacer mala sangre de un solo error. Puedes ser avariciosa con la propia belleza y querer más, pero fue una decisión puntual que salió mal. Los casos de estas dos mujeres son incomprensibles porque estamos hablando de retoques constantes a lo largo de muy poco tiempo, algunos de ellos en la misma zona. No es normal operarse la nariz tres veces en cuatro años cuando ya no había nada que corregir después de la primera vez. No es lógico seguir estirando los ojos cuando ya conseguiste rasgarlos y que te quedaran bonitos.

La actriz simplemente pensó que quería unos pómulos más prominentes, como muchas de sus compañeras de Hollywood, y aunque fuera un deseo absurdo porque su cara era perfecta, se puede llegar a comprender. Lo otro es jugar a la ruleta rusa con la cara seis veces al año.

Entonces podemos decir que esa es la diferencia. Buscar la perfección como una loca, no estar nunca contenta con algo que ya está bien, no agradecer lo que ha salido bien (no celebrar las victorias es el camino directo hacia la derrota, no hay más), querer más, perseguir rasgos que nadie tiene aparte de los muñecos manga… esa clase de cosillas son las que llevan al desastre. La cantidad de mujeres que aparecen en Instagram mostrando una belleza que no existe gracias al photoshop, de una manera que ni las supermodelos de los 90 hacían, supongo que tampoco ayuda.

A veces me pregunto si estas chicas no están compitiendo con otras que hacen lo mismo que ellas; o sea, mostrar algo que no existe.

Pronto hablaremos de cómo tener éxito con la medicina estética, pero es algo que quería decir antes de tocar el tema.