Mi Nueva Obsesión: el Aceite de Menta

Mi Nueva Obsesión: el Aceite de Menta

Vengo a hablaros de uno de mis últimos descubrimientos: el aceite de menta.

El olor que desprendemos es muy importante, pero no solo el de nuestro perfume, sino el aroma que rezuman nuestros poros. No siempre es agradable, por muy a raya que llevemos el tema de la higiene. Incluso la alimentación tiene mucho que ver con nuestro propio olor natural, por eso me parece importante hablar de algo que os puede ser de mucha utilidad.

Al igual que una piel bonita se forma desde el interior, tomando colágeno, aceite de pescado, etc, un aroma corporal agradable puede lograrse de la misma manera, desde dentro. Evitando algunos tipos de comida e ingiriendo vía oral algunas hierbas naturales, tenemos garantizada una fragancia natural, fresca y agradable. Ahí es donde entra el aceite de menta.

¿Aceite? Bueno, sí. El aceite esencial de menta no es más que menta pura y concentrada. Se obtiene a través de la destilación, que se logra exponiendo la planta al vapor a altas temperaturas y presión. Para que nos hagamos una idea de su concentración, para obtener un litro de aceite esencial suelen necesitarse toneladas de menta. La concentración es impresionante.

 

 

Estos son algunos de los múltiples beneficios que podemos obtener a través de la ingesta del aceite esencial de menta.

-Digestivo: las personas con síndrome de colón irritable suelen tomar aceite de menta para aliviar los síntomas. Aunque no tengamos ese problema, una digestión correcta y sin complicaciones es el paso más importante en la operación pibón. Si eso va mal, todo lo que hagamos (rutina facial, cuidados, productos) será prácticamente inútil. El estómago tiene que estar perfecto para que nuestro organismo funcione bien y esté limpio de toxinas.

-Circulatorio: el aceite de menta estimula la circulación sanguínea. Eso se traduce en oxigenación corporal, metabolismo acelerado, mayor crecimiento del cabello… También es útil para las piernas, porque las refresca y evita la hinchazón.

-Cutáneo: para entendernos, la menta actúa como un tónico natural sobre la piel. Es antiséptica y antiinflamatoria. Alivia la congestión de toxinas; la causa del exceso de grasa, acné… Aunque me gustaría tener más información al respecto, he leído que también es una especie de iluminador natural del cutis, capaz de hacer que la piel apagada recupere su brillo natural. ¿Será cierto?

 

 

Para tomar aceite de menta hay que diluirlo en agua, pero cuidado: la concentración es altísima. Eso quiere decir que solo necesitáis una gota para cada 600-700 ml de agua aproximadamente. O incluso más: un litro o dos. No echéis una gota solo en un vaso de agua, o la mezcla será excesivamente fuerte e imbebible.

Lo que yo hago es echar agua fría en un mezclador de plástico, como los que se usan para preparar batidos de proteína, y echar una sola gota del aceite esencial. Después hay que agitarlo para que se reparta bien, ya que no basta con echar una gotita y olvidarse. Recordad que es un aceite, no se diluye bien en agua.

El resultado es una bebida refrescante y diurética, que además es un desodorante natural que os dejará un aliento fresco durante el resto del día. Me encanta llevarme una botella de agua con una gota de menta a la playa.

Otra manera de tomar aceite de menta es echar una gota a una cucharada grande de miel de manuka.

 

aceite de menta agua

 

Otro truco es usar aceite de menta para perfeccionar la técnica del Oil Pulling, la práctica ayurveda que consiste en enjuagarse la boca con aceite de coco para arrastrar todas las toxinas y suciedad acumulada. He leído que es una buena idea añadir una gotita de aceite de menta en la cucharada de aceite de coco para triplicar los efectos. Esto no tiene nada de raro porque la menta está presente en todas las pastas de dientes del planeta.

¿Os animáis a probar el aceite de menta? Lo tenéis disponible en Amazon.